La Vitamina C ayuda al desarrollo de dientes y encías, huesos, cartílagos, a la absorción del hierro, al crecimiento y reparación del tejido conectivo normal (piel más suave por la unión de esas células que necesitan esa vitamina para unirse) a la producción de colágeno (actuando como cofactor en la hidroxilación de los amoinoácidos lisina y prolina), metabolización de grasas, la cicatrización de heridas.
La Vitamina C es esencial para el desarrollo y mantenimiento del organismo por lo que su consumo es obligatorio para mantener una buena salud.
La deficiencia de Zinc perjudica al sistema inmunitario, genera retardo en el crecimiento y puede producir pérdida del cabello, diarrea, impotencia, lesiones oculares y de piel, perdida de apetito y de peso, tardanza en la cicatrización de las heridas y anomalías en el sentido del olfato.
La carencia de Zinc en nuestra dieta verá aferctado el crecimiento normal y debilitará nuestro sistema inmunitario. Los síntomas más comunes de la carencia de Zinc suelen ser los problemas de próstata en hombres mayores de 45 años y las irregularidades menstruales. Dificultades para la erección, retraso de crecimiento uterino y anemia.
El Magnesio colabora en fijar el calcio y el fósforo en huesos y dientes. El déficit de Magnesio nos acarrea irritabilidad e inestabilidad emocional.
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